Paula Navarro

“RETRATOS CON ALMA” DE PAULA NAVARRO

Mayo 03, 2022 

Salta a la vista que las fotografías de “Retratos con Alma”, poseen, entre otras virtudes, lo que Roland Barthes denominaba el punctum de las imágenes; ese destello o pinchazo, intempestivo, que inevitablemente despierta la fascinación y el asombro de quien las observe o se encuentre con ellas y las aprecie. Constatar aquello, sin duda, constituye un portentoso mérito de su autora, la carismática fotógrafa Paula Navarro. Más allá de su indiscutible calidad técnica y estética, cada una de las imágenes de esta serie, compuesta por veinte fotografías en blanco y negro, trasuntan acontecimientos del “alma de la calle”, cuyos registros ponen en escena lo que suele permanecer invisibilizado: esos vericuetos, expresiones y gestos de la existencia que no se dejan ver, o resultan escamoteados, ante la mirada ensimismada del transeúnte funcional, desafectado de las epifanías del devenir cotidiano. 

La mirada de Paula, permite capturar cierta pulsión misteriosa y proscrita presente en las múltiples derivas de lo popular: aquel lugar común (en tanto espacio de congregación y comunión fraternal), donde estos seres, que transitan los márgenes, discurren portando consigo una trama inquietante; urdida, acaso, por la melancolía, la soledad, la ternura y la humildad que sostienen sus anónimas existencias. Sentimientos que, por cierto, no hacen sino emocionarnos. Además, en los retratos de éstas y otras de sus fotografías, subyace una impronta fantasmal, pues los rostros ahí exhibidos contienen el semblante de una vívida aparición, en cuya constelación de miradas e historias mínimas, reverbera el misterio de vidas marcadas bajo el signo del estoicismo y la dignidad imperecederas. En estos motivos, hay una potencia visual que emerge como una sorpresa clarividente y estremecedora ante nuestros ojos de espectadores. Imágenes dotadas de una fuerza expresiva que produce asombro, que nos conmueven e interpelan; cuyas escenas parecen ser cobijadas y acariciadas por la mirada de la fotógrafa (dentro de un rito íntimo con el evento observado donde ella también se hace hallazgo), hasta el grado de revelarnos la alegría y secretos de los más desposeídos e indocumentados.

La fotógrafa, se fija en el detalle desde lejos, es su modo de enfocar y desplegar la mirada; su forma lúcida de abordar y esculpir un prisma sugestivo de “realidad”, que traza sus pasos, a la manera de Proust en la escritura…  Sus ojos avezados en estos dominios de lo imperceptible, son capaces de arrancarle más de algún secreto al azar que se cruza de manera furtiva en el tiempo de la toma fotográfica…  Entonces, el tiempo de su mirada, se vuelve cuasi premonitorio, errante; porque es el tiempo que opera en el corazón de su aguda intuición y de las nostalgias que la habitan. Desde ese amoroso lugar, es capaz de captar el deambular de lo imprevisible: de fotografiar las señales silentes de lo otro, que refulge y late en las sombras de cada uno de sus personajes; los mismos que a menudo acechan y evocan su mirada…                        

 José Guerrero Urzúa (cineasta y escritor)

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